Provincia de Barcelona


Baños Judíos
(Barcelona, Barcelonès)

41º 23,220'N ; 2º 10,885'E




En el año 2002 mientras se hacían unas obras de remodelación en los bajos del edificio situado en el número 10 de la calle de los Baños Nuevos, se descubrieron unos arcos, que los estudios posteriores han confirmado que formaban parte de unos baños judíos, es decir, una joya que había estado escondida durante muchos años bajo capas de yeso.



Se trata de unos baños judíos, o "miqwé", supuestamente del siglo XII, que están en perfecto estado de conservación. Están situados en el límite de la primera muralla de Barcelona y dentro de la judería, muy cerca de la sinagoga.



Es un conjunto de piedra dividido en dos partes, un patio central rodeado por seis arcos donde había una pequeña piscina. Los arcos son de medio punto y las bóvedas de cañón, algunas de perfil rebajado.



No se conoce con certeza nada alrededor de estos baños judíos. De hecho muchos autores los identifican con los Baños Nuevos, que se construyeron en esta zona a mediados del siglo XII, si bien éstos están documentados en la intersección de las calles Boqueria y Baños Nuevos. Los dos lugares no están muy lejos, pero no lo suficiente como para poder afirmar sin posibilidad de error que formaban parte de un mismo complejo.



Estos Baños Nuevos se construyeron en el año 1160 por orden del conde Ramon Berenguer IV, que cedió un huerto de su propiedad para la construcción. Encargó su construcción y gestión a su alfaquí Abraham Bonastruch. Los gastos y las ganancias eran divididos en tercios: dos partes eran para el conde y uno para Abraham.


En 1199, murió el alfaquí y su viuda e hijos vendieron su parte de los baños a Guillem Durfort por 3.000 sueldos barceloneses. En ese mismo año, el rey Pere cedió al mismo Guillem su parte del negocio.


Este tipo de baños comienza a hacerse popular a partir del siglo XI, con la construcción de baños públicos de estilo oriental. Muchos de ellos se construyeron en estilo románico, aunque con una cierta influencia árabe. Esta proliferación se produjo por el retorno a la tradición romana de tomar los baños, pero según la tipología árabe, donde sólo hay una sala fría y una caliente. Los baños no eran por inmersión, por lo tanto no hay piscinas, eran por vapor, alternados con duchas. Aún se conservan los de Girona y Palma.


La sala fría o de descanso era la más interesante arquitectónicamente. Estaba formada por un templete central sobre columnas, que estaba cubierto por una cúpula con lucernarios para permitir el paso de la luz. En el caso del de Barcelona, ​​los capiteles de las columnas eran lisos, como podemos ver en las cuatro columnas que se conservan en el museo de historia de la ciudad. En este caso el templete estaba formado por doce columnas de mármol blanco. A continuación podemos ver un grabado del siglo XVIII, que ilustra la sala fría.



La iglesia cristiana no era muy favorable a este tipo de establecimientos, pues no se limitaban a la toma de baños, si no que también se cantaba, bailaba y comía. Por lo tanto eran lugares de perversión y desenfreno y en consecuencia poco recomendables. En cambio, los monarcas los veían como una fuente de ingresos muy provechosa, pues le proporcionaban importantes rentas y por tanto los patrocinaban. Es por esta mala imagen que la iglesia cristiana les daba, que en muchos casos sus arrendatarios eran judíos o cristianos muy cercanos a la Corona, pues estaban protegidos por el mismo rey.


Pero esta estancia descubierta en 2002 formaba parte de estos baños? Está claro que la comunidad judía de Barcelona debía disponer de un baño o miqwé para celebrar sus rituales. Normalmente se edificaban en la misma judería o en sus alrededores. En el momento de la construcción de los Baños Nuevos, éstos no formaban parte de la judería, si bien estaban muy próximos. Es a partir del siglo XIII, que con el aumento demográfico de la comunidad, llegando a unos 4000 habitantes en el siglo XIV, esta se extiende por los alrededores de la muralla.


Se tienen algunas referencias escritas que en Barcelona, ​​junto al muro romano había un miqwé, por la zona de la actual calle del Arc de Sant Ramon del Call. También sabemos, gracias a un dictamen del rabino Salomón ben Adret, que los judíos barceloneses utilizaban los Baños Nuevos para realizar sus rituales, a pesar de ser propiedad de un cristiano.


Desgraciadamente los Baños Nuevos fueron derribados en 1835, aunque habían quedado ocultos y medio enterrados por la construcción de un gran edificio barroco, pues desde el siglo XVI habían quedado en desuso. Sin un estudio arqueológico completo de la zona es imposible afirmar con certeza si realmente este espacio de la calle de los Baños Nuevos formaba parte de los baños que hizo construir Ramon Berenguer IV. Pero sería extraño pensar que una comunidad, que en el siglo XI la formaban 70 familias, construyó un siglo más tarde unos baños junto a unos ya existentes y donde, según el dictamen de un rabino de finales del siglo XIII, iban los judíos celebrar su ritual de purificación. Parece lógico pensar, que estos restos correspondían a una de las salas del complejo de los Baños Nuevos, donde se realizaban las celebraciones rituales judías, que requerían la inmersión del creyente. Por este motivo, encontramos una pequeña piscina rodeada de columnas en este espacio.